LA AVENA

La avena es uno de los cereales más completos. Por sus cualidades energéticas y nutritivas ha sido la base de la alimentación de pueblos y civilizaciones como la escocesa, irlandesa y algunos pueblos de las montañas Asiáticas.

En épocas tempranas la avena no tuvo la importancia del trigo o la cebada, en Asia Central se cultivaba en buena cantidad, aunque se la consideraba una mala hierba para aquellos. En búsquedas arqueológicas se encontraron pruebas del uso de la avena en Europa Central en la Edad de Bronce.

La introducción de nuevas leguminosas y hortalizas en cuanto a aclimatación fue relativamente sencilla, pues ya se habían habituado gracias a su estancia previa de veinte años en las Antillas, es decir que se cultivaron sin desplazar la producción indígena.

La aceptación por parte de los nativos también fue sencilla, pues estaban acostumbrados a cultivarlas en los patios traseros de sus casas. Su éxito dependió de varios factores climáticos y del sabor que tomaron en nuevas tierras.

Cultivaron lechugas, rábanos, acelgas, espinacas, zanahorias, coles, chicharos, etc.
Las alcachofas, pepino, nabo, betabel y berenjenas no fueron bien aceptadas por los indígenas para su consumo y sólo las sembraban para venderlas.


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